Testimonios de realidad

    La violencia hacia las mujeres no es un problema de un mundo ajeno al nuestro, es un problema presente y palpable. Puede ser que tu pareja no te haya dado un guantazo nunca, o sí; puede que no te hayan violado ni a ti ni a nadie de tu entorno cercano, o sí; pueden ser tantas cosas que abrumaría pensarlo.

    Hemos creado este espacio como un muro de reivindicación de lo que sí que nos pasa a las mujeres. A las mujeres de nuestra Facultad, de nuestras amigas o familia, a nosotras mismas como género femenino. No buscamos que sea un muro de lamentaciones, buscamos por el contrario con esta iniciativa que sea un espacio para visibilizar las conductas machistas que hemos sufrido y/o que hemos presenciado. No hablamos sólo de matar, pegar, insultar, sino también de conductas más sutiles como sentir miedo por ir sola, tener relaciones sin querer o haber sido tocada sin nuestro consentimiento, haber sido juzgadas por como vestíamos o simplemente haber notado como una persona del género masculino nos miraba con lascivia y sexualizando de forma incómoda nuestro cuerpo; es decir, violencia machista sutil.

    Por ello os animamos a escribir de forma ANÓNIMA, vuestras experiencias de vida, o alguna que os haya tocado de cerca y que penséis que es bueno saber que eso pasa en nuestro entorno. 

    Si eres del género masculino este espacio también es para ti, porque a tu alrededor hay muchas personas del género femenino que han podido sentir estas violencias, y contamos con que no seas cómplice del que lo hace sino compañero de quien puede estar pasando por ello. O bien si has visto que has tenido conductas no correctas o que has podido ejercer alguna vez violencias machistas y sientes que te equivocaste y quieres compartirlo también es tu lugar.

Lo que no se ve, no se analiza, no existe y por tanto no se puede cambiar. Contamos contigo, cuenta con nosotrxs.

    



11 comentarios:

  1. Hace poco sufrí el acoso y stalkeamiento de un chico en una red social conocida. Los primeros mensajes eran muy amistosos por su parte, pero había algo en la forma de referirse hacia mi persona que no me daba muy buena impresión. Al día siguiente no paraba de enviarme mensajes agobiantes y videollamadas, y cuando no le respondía me insultaba y me faltaba al respeto, porque no conseguía de mí lo que él deseaba. No paraba de enviarme fotos de su miembro viril invitándome a mandarle fotos mías provocativas. Desde el primer momento tuve una actitud distante, simplemente dejé de leer lo que me mandaba, pero había cosas que no podía dejar pasar por alto. Le dije más de una vez que me dejase de hablar y de seguir, y visto que no lo hacía y no paraba de insultarme y amenazarme, lo hice yo, corté de raíz. Pero hay un problema, una persona puede hacerse tantos perfiles como él quiera, así que se hizo tres perfiles más y volvió a la carga. No paraba de llamarme, pedirme que le mandaste fotos desnudas o que le enviase audios sensuales. Me sentía sucia, sola e impotente, porque desde el principio era consciente de las intenciones de este individuo, pero él nunca tomaba un no por respuesta, siempre me decía que yo era el problema. Me sentía completamente observadacobservada, cuando veía que no le contestaba, aún más insistía y me decía puta, comehuevos, hija de puta. Me amenazaba con que me iba a buscar y encontrar, subir supuestas fotos de mi cuerpo (inexistentes) a las redes sociales, contarles a mis allegados lo "guarra" que era, todo con tal de salirse con la suya y quedar yo como una mierda, literalmente. Decidí denunciarlo a través de la propia red social y por fin a los pocos días pude sentirme libre, pero estoy segura que esto volverá a pasar más veces, o a mí o a otra persona, porque lo máximo que hacen estás estas sociales es impedir que te hablé por una vía, pero la posibilidad de abrir otras y continuar con el maltrato psicológico y verbal siguen siendo posibles. Recuerdo esas semanas como unas de las peores que he vivido en toda mi vida.

    ResponderEliminar
  2. Salté. No lo pensé. Abrí la ventana y salté.
    No había red, solo unos brazos, ahora extraños,
    que amortiguaron mi caída.
    Había llegado la hora de vivir o morir. Y elegí ser luz.
    Luché contra mis molinos de viento y contra el viento que
    me empujaba al abismo. Reté al miedo, me enfrenté a la muerte
    y le gané el duelo al odio.
    He regresado de las tinieblas, me he perdido por el camino,
    he deambulando entre las sombras y he reescrito mi destino.
    Soy una historia abierta en un mapa de orografía abrupta,
    marcas de una vida muerta que despertó una noche de luna.
    Aullé como un lobo herido, me enamoré de ese bello paisaje,
    me prometí amor eterno y me convertí en ave.

    ResponderEliminar
  3. Violencia hacia las mujeres también es facilitarles un puesto de trabajo por el hehco de ser mujeres y no creer que lo pueden conseguir solas.

    ResponderEliminar
  4. Mi exnovio pegó un puñetazo a la pared y me gritó: Esto es por tu culpa. Tuvo una rotura en el carpo y me sentí culpable el resto de la relación.

    ResponderEliminar
  5. El exnovio de mi mejor amiga la grabó mientras tenían relaciones sexuales. Para luego mostrárselo a sus amigos.

    ResponderEliminar
  6. Yo también he sentido: humor sexista, micromachismos, invisibilización y lenguaje sexista.

    ResponderEliminar
  7. Yo también he vivido: chantaje emocional, que me toquen sin consentimiento, gritos por la calle, miradas incómodas en sitios públicos por ir con ropa ajustada o gimnasio, ser objeto o producto de marketing en discotecas.

    ResponderEliminar
  8. En mi trabajo en la UMA, he sufrido el mayor machismo de mi vida. (Y nadie me ayudó...)

    ResponderEliminar
  9. No quiero que ningún hombre me vuelva a seguir por la calle.

    ResponderEliminar
  10. Durante mi niñez sufrí el acoso de un amigo de mi padre y nunca me atreví a decirlo por la reacción que pudiera tener. También lo fueron mis hermanas. Ahora lo hablamos con naturalidad y no le dirigimos la palabra al acosador. Mi padre nunca se enteró.

    ResponderEliminar